lunes, agosto 21, 2006

Pataletas


Este niño al lado de mi hijo es un principiante, os lo aseguro.
Ayer, aprovechando que el centro comercial cercano a nuestro pueblo (por mucho que digan sigue siendo pueblo); Chiringui y yo decidimos ir allí a comprar cuatro cosas de esas que no te urgen pero que va bien comprarlas. Y como no teníamos nada más interesante que hacer, allá que nos fuimos con nuestro retoño.
Pues nada, que llegamos al centro comercial y entonces se produce una mutación en nuestro hijo: de ser un lapa continuamente pegado a su mami y dando besitos y jugando se convierte en una especie de demonio obsesionado por poseer un playmobil de una granja con ésta incluída.
A la décima vez más o menos que se le deniega tal petición el espectáculo empeora: una vez conseguimos meterlo en el carrito de la compra para no tener que ver como se arrastra por el suelo pataleando, gritando y dando puñetazos al aire empieza a saltar dentro porque quiere bajar. Te acercas y dice que no quiere bajar, te alejas y dice que sí. Todo esto acompañado de gritos, lamentos e intentos de agresión más la puñetera manía de pedir un click.
Sus decibelios aumentan, y yo pienso en los pulmones que tiene mi hijo; en cómo se le van a quedar las cuerdas vocales si las sigue usando de esa manera y en la gente que nos mira con pesar o con mala leche y que se puede interpretar de varias maneras:
1.- "pobrecitos, lo que están aguantando"
2.- "os lo merecéis por mimar y consentir al niñato ese"
3.- "si fuera mi hijo ya le habría dado"
4.- " tranquilos, es pasajero, esta manía de pedir cosas los hijos la superan a los 70 años más o menos"
Y, al final, como colofón a su extraordinario repertorio de mal comportamiento y aprovechando que Chiringui va a buscar unos cables; mi hijo me mira fijamente con chulería se queda quieto y hace lo que sabe que repugna más a su madre: escupe. Ahí sí que ya no me reprimo; le arreo donde puedo, que es en el muslo.
¿Lo que más me sorprendió? Que ni me inmuté. Sólo me hizo cabrear un poco que escupiera porque no lo soporto pero ya está. El que más se cabreó fue Chiringui. Siempre tiene una paciencia infinita con nuestro hijo pero ayer se quedó flipando con el show. ¡Qué le vamos a hacer! Por cierto, si tenéis hijos, ya me contaréis vuestras experiencias y, si no, pensad que tener un hijo es lo más maravilloso que te puede pasar en la vida. Aprendes mogollón...

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Me aparté por no matarlo...

11:07 p. m.  
Blogger Mr.Celofan said...

Pobrecillos... yo tengo un sobrino que es un Sol, sus padres lo están educando con toda la clase que su tío ( yo ) merece, si queréis os doy su correo.

10:53 a. m.  

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