Da miedo

Hoy comentábamos en el trabajo la visita de un representante de una de las religiones más importantes del mundo a una ciudad de esta piel de toro. Se montó un buen circo al que acudieron un montón de fieles de esta religión para ver a este personaje.

Y lo que más me hizo alucinar fue precisamente eso: la de gente que fue a ver y a adorar a ese hombre. Me dio miedo ver como la gente era capaz de dormir en el suelo al raso sólo para verlo de lejos y rezar con él "porque la fe lo vale y dios merece la pena".

También existían los polos opuestos que era algo patético: una mujer con ocho hijos, embarazada del noveno y durmiendo al raso, en el suelo y tan contenta de estar así "porque Jesús lo es todo"... ¿y tus hijos? Y en el otro lado una familia de siete hijos, la mujer sin decir ni pío y sólo hablaba el hombre, todos los niños conjuntados en la ropa y durmiendo todos en un barco anclado en el puerto, en camarotes.

Desde luego, no entiendo a esa gente. Dejar su hogar por un día y recorrer kilómetros para ir a ver desde lejos a alguien que no se molesta en ayudar a nadie que no sea a sí mismo y a su representada. Esa representada que, como la inmensa mayoría de las religiones y sectas humilla a la mujer y la deja siempre en el último lugar. Esa representada que no defendió a nadie de un holocausto en la segunda guerra mundial y que sólo pidió perdón por apoyarlo hace unos pocos años; esa en la que sus algunos de sus propios representantes "mancillan" el nombre de su sumo hacedor aprovechándose de niños indefensos. Esa que no mira por la salud del prójimo y que no contempla piedad alguna con quien no es como ellos.

En fin, otra como tantas. Sólo que ésta tiene mucho renombre y punto. Los únicos que para mí son de admiración (y sin que sirva de precedente) fueron ZP y la vicepresidenta, que pasaron de ir a la misa. Marianico el Corto sí que estuvo allí.