viernes, febrero 03, 2006



Estaba buscando una caricatura sobre el tema, pero al ver a este monumento, no me he podido resistir. ¡CHICHAS, A RECREARSE LA VISTA! Ninguno de los que había en el mercashow estaban tan impresionantes como este "maromo".

Hace muchos años me invitaron a una despedida de soltera. Era la primera a la que iba y estaba expectante, a ver qué pasaba. Quedamos en un restaurante de Barcelona, cenamos allí y nos fuimos a la plaza Catalunya donde nos tenía que recoger un autocar.

Bueno, llegó el transporte y nos llevó a un local llamado Merca Show. Para quien no lo sepa, es un espectáculo de strip-tease masculino donde es habitual que se celebren despedidas de solo reuniones de féminas.

Empieza la función. Sale un tío que ya ni me acuerdo de que iba, disfrazado y al ritmo de una música empieza a despelotarse. No es que esté en contra del cuerpo masculino, pero la verdad es que eso de desnudarse al ritmo de la música lo hacen mejor las mujeres. Se desnudaron varios hombres, pero lo entretenido no era el “espectáculo” en sí, sino las diferentes reacciones que provocaban. Yo, cuando me aburro de algo, suelo mirar alrededor a ver qué hay de interesante.

Para empezar había un montón de mujeres gritando como posesas, sobre todo cuando el individuo de turno se arrancaba el tanga y se giraba enseguida para irse. También detrás nuestro había una mujer de unos sesenta y pico de años con una minifalda, un top ceñido que le marcaba todos los michelines que miraba con lujuria todo tío que salía al escenario. De hecho se le acercaron un par o tres de estos contoneándose y a la abuelita le faltó tiempo para magrearlos a fondo. Parecía que le iba a dar algo y no precisamente un infarto.

A la novia de nuestra despedida, que estaba sentada al lado mío, se le acercó uno de los streapers, que era negro, y para sorpresa mía y del resto de la pandilla que íbamos, pude comprobar su agilidad: le daban miedo los negros (a saber por qué) y de un salto se plantó al otro extremo de la sala para que no la tocase. Luego cuando salió el último ¡por fin! de los artistas; la novia sofoca un grito, se tapa la boca, se lo mira con ojos desorbitados y exclama: “¡Pero si este tío viene con su mujer y su hijo a comprar alpiste para sus canarios y comida para sus peces! ¡Ay madre mía! ¿con qué cara le miro yo la próxima vez que venga a comprar?”

Yo volví a casa aburrida como una ostra y deseando haber cambiado la despedida por una buena sesión de baile en el bar musical donde solía ir. Deciros por último que he aborrecido las despedidas para siempre. He ido a seis contando la mía, sólo me lo he pasado bien en dos y no me pillan más.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Despues dicen de nosotros...

3:39 p. m.  
Anonymous Cabrónidas said...

Necesitas ser penetrada con urgencia.

9:52 p. m.  

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