Mensaje para Mr. Celofán
Estos tres eran los sujetos que estaban en la puerta de casa. Aquí una vez conseguido su propósito, sonríen satisfechos.
Esta mañana, cuando llevábamos un rato levantados, han llamado a la puerta de casa. He observado a través de la mirilla quien podía ser la persona o personas que llamaban y, al ver tan extraños atavíos para la época del año en la que estamos, he abierto la puerta.
En la puerta estaban estos tres, con cara de agotamiento y con frío. Uno de ellos se ha presentado a sí mismo y a los otros dos, que estaban detrás. Os transmito la conversación:
- Hola, buenos dias. Mi nombre es Baltasar y estos dos amigos míos son Melchor y Gaspar. Buscamos a un tal Mr. Celofán, ¿sabe usted donde podemos localizarle?
- A ver, conocerlo lo conocemos pero...
Al llegar a este punto uno de los dos de atrás, creo que Gaspar, se ha puesto a llorar de la emoción y Melchor lo ha abrazado para calmarlo. Baltasar se ha girado, le ha dicho a Gaspar que se tome el Prozac y luego me ha hecho un gesto para que siguiera hablando.
-Conocerlo sí,- he continuado- pero supongo que ahora mismo estará trabajando... oiga, ¿son de verdad quienes creo que son? ¿Qué hacen en estas fechas por aquí?
En estas que a Baltasar se le han llenado los ojos de lágrimas, le ha trincado un Prozac a Gaspar y le ha dicho a Melchor, que parecía el más sereno, que lo explicase él, que ya no podía más. Bueno, pues se ha puesto Melchor a explicar lo sucedido.
- Verá, señora, llevamos dos meses buscando al sujeto en cuestión. Cuando volvíamos a Oriente, nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado de darle su regalo y regresamos a Catalunya. Pero nos ha sido imposible encontrarlo. Alguien nos comentó que quizá lo encontraríamos en el Vallés Occidental. A esas alturas, Gaspar ya estaba en tratamiento debido al cansancio y la desesperación producidas por no encontrar a la persona que buscábamos. Y encima, cuando casi teníamos una pista (hablamos con una chica en el Pallars Jussà que nos indicó más o menos) nos quedamos aislados por la nieve. Nuestros transportes no están acostumbrados a estar tanto tiempo en un lugar con frío y los pobres pillaron todos la gripe. Aquello hizo mucha mella en Baltasar, que empezó con el Prozac también. Y ahora... ahora que la hemos encontrado - este también empieza a hipar y a derramar lágrimas- le ruego, que le entregue esto a Mr. Celofán.
Aquí le entra un ataque de nervios; los otros dos también llorando lo calman, bajan unos tipos vestidos también raro a los que los otros tres llaman pajes. Cuando se enteran de lo sucedido ellos también empiezan a llorar de alegría. Total, que se monta un pollo en la escalera que ni os cuento. Como último favor, me piden que suba a recoger el dichoso paquete ya que ellos son incapaces de volver a bajar (por lo visto están agotados) y sus monturas no podrían bajar por las escaleras.
En fin, Celofán, todo esto para decirte que ¡por fín! ha llegado tu regalo y que ya sabes, a ver si les escribes una carta a esta gente tan maja y les das las gracias por semejante esfuerzo.
2 Comments:
Para que luego digan que los Reyes son los padres.
Por curiosidad, ¿ Cual de los tres es el rey Baltasar ( el negro, vamos )?
Creo que es el que está en el centro, pero de tanto dar vueltas se ha descolorido el pobre. Besos, celofán.
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