Crecer

Hace poco tuve familiares a comer en casa. El único niño que había era mi hijo; y el más joven de los invitados tiene 20 años. En estas ocasiones te das cuenta de que la gente crece, o, para que se entienda mejor lo que quiero decir, se hace mayor.

Siempre he pensado que cuando más mayores nos hacemos, nuestros defectos también crecen. Es curioso porque si observo a la gente de mi alrededor me doy cuenta de que es verdad. La persona que es impaciente (servidora) se tiene que morder muchas veces la lengua para no mandar a nadie a ningún lugar comprometido; la que se cree que sabe de todo y ha de ir dando lecciones de cómo vivir cada vez lo hace más hasta resultar aburrido y agobiante; y el que se cree que ser un viva la virgen es el comportamiento ideal ya empieza a pensar "¿que viva la virgen? ¡que viva toda la corte celestial!".

Lo curioso es una cosa: mientras los defectos aumentan, las virtudes siguen siendo las mismas. Ya seas bondadoso, amable, cariñoso o un crack estudiando; eso siempre se mantiene igual.

Bueno, dejo ya de filosofar porque parezco un poquito coñazo.