Fantasmas
Ya se sabe que hay muchos fantasmas en este mundo, y no están muertos precisamente. Los puedes encontrar en todos sitios: en el trabajo, en tu círculo de amigos, en la familia, en el gimnasio...
Pero el caso que me ocupa hoy no se refiere a los fantasmas "materiales", sino a las almas que van penando por aquí porque aún no han podido pasar a la otra dimensión. Que no crea en la religión no quiere decir que no le tenga respeto a estas cosas. De hecho, mis amigas alucinan porque me dan más miedo los muertos que los vivos. No puedo ver pelis de zombies porque mi pesadilla más recurrente es que me persiguen un montón de ellos. Y tampoco suelo ver nada de cine de terror porque soy muy impresionable.
El otro día, vagando por el compraventa.com, descubrí una torre en venta. Era preciosa, una pasada y de precio no estaba mal aunque mi bolsillo no se puede permitir semejante derroche. En fin, que me puse a mirar las fotos y acabé muerta de risa. ¡Entendí, al llegar a la última foto, por qué se vendía tan bien!
Pues nada, ahí tenéis el por qué: el fantasma de la manta a cuadros que por lo visto ha intentando matar de un susto a la pobre niña del columpio... ¡qué suerte que lo pillaran antes y matase al de la cámara de fotos! Seguro que la niña, al ver caer al fotógrafo salió corriendo cámara en ristre y por eso se salvó. Así que ya sabéis: si veis una torre en venta con esta foto; pensad que hay dos almas en pena vagando por ella; el de la manta y el fotógrafo, que lo más seguro es que esté persiguiendo al primero por cargárselo de un infarto.
Pero el caso que me ocupa hoy no se refiere a los fantasmas "materiales", sino a las almas que van penando por aquí porque aún no han podido pasar a la otra dimensión. Que no crea en la religión no quiere decir que no le tenga respeto a estas cosas. De hecho, mis amigas alucinan porque me dan más miedo los muertos que los vivos. No puedo ver pelis de zombies porque mi pesadilla más recurrente es que me persiguen un montón de ellos. Y tampoco suelo ver nada de cine de terror porque soy muy impresionable.
El otro día, vagando por el compraventa.com, descubrí una torre en venta. Era preciosa, una pasada y de precio no estaba mal aunque mi bolsillo no se puede permitir semejante derroche. En fin, que me puse a mirar las fotos y acabé muerta de risa. ¡Entendí, al llegar a la última foto, por qué se vendía tan bien!
Pues nada, ahí tenéis el por qué: el fantasma de la manta a cuadros que por lo visto ha intentando matar de un susto a la pobre niña del columpio... ¡qué suerte que lo pillaran antes y matase al de la cámara de fotos! Seguro que la niña, al ver caer al fotógrafo salió corriendo cámara en ristre y por eso se salvó. Así que ya sabéis: si veis una torre en venta con esta foto; pensad que hay dos almas en pena vagando por ella; el de la manta y el fotógrafo, que lo más seguro es que esté persiguiendo al primero por cargárselo de un infarto.
3 Comments:
Me he acojonado pensando que la cara de la niña había salido así en la foto.
jajajajaja! No celofán, guapo, es la protección al menor que con razón me ha impuesto Chiringui. Por cierto, que sepas que la página de miniaturas se ha vuelto a abrir. Como preguntabas por eso en tu último comentario allí... Besos.
El fantasma solo tiene un pie y es algo pijo, en vez de una sábana blanca la tiene a cuadros.
Le da un aire al de atrapame esos fantasmas.
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