miércoles, febrero 15, 2006

La monja alpinista


Una cosa así era el maldito andamio.
Hace muchos años, en nuestro grupo de amigas decidimos disfrazarnos de monjas para el carnaval. La noche en cuestión, mi hermana y yo nos disfrazamos y salimos de casa para reunirnos con la pandilla. Cuando cerramos la puerta, mi hermana me comenta que ella se ha dejado las llaves en casa porque como íbamos a volver juntas pues nada, que ella no las llevaba encima.
Vale, llegamos al punto de reunión y todas en masa, unas veinte más o menos, nos vamos al bar musical donde acudíamos habitualmente. Dieron, como en la canción de Sabina, las doce, la una, las dos y las tres... y a esa hora mi hermana me dice que le duele mucho la cabeza, que se encuentra mal y que se va para casa, que le de mis llaves. Tras discutir un buen rato, me convence y me promete que dejará la puerta de nuestro bloque de pisos abierta y que cuando llegue a nuestra puerta ya me abrirá o ella o mis padres.
Vale. Se larga a casa. Llegan las cinco y media, cierran el local y nos vamos a tomar churros con chocolate. Las siete. Cada una a su casa. Llego a la portería de casa y ¡oh, sorpresa! La puerta está cerrada. Llamo al timbre de casa. No contestan. Me dejo el dedo llamando, siguen sin contestar. ¡Mierda! ¿Qué habrá pasado?
En esto que en el bloque estaban reformando la fachada y había un andamio que llegaba hasta el ático. El piso donde vivíamos es un tercero pero es como si fuera un cuarto porque hay entresuelo. Y a mí se me ocurre una idea. ¿Y si subo por el andamio hasta llegar al balcón de casa? Total llamo al cristal y seguro que alguno de la familia me abre la puerta para que pueda entrar a casa; no sin antes darle un infarto al ver a una monja en el balcón y pensar cómo subió hasta allí sin llaves para entrar en la portería...
Pues nada, allá que empiezo a subir el andamio. Imaginaos: noche de carnaval, febrero, un frío que pela, una calle solitaria como todas a las siete y media de la mañana, y una tía disfrazada de monja subiendo por un adamio. Yo iba pensando en todo esto mientras hacía de Spiderman y, cuando llego al entresuelo (escalando el andamio) me da por pensar que, si pasa un coche de policía a aquellas horas, qué les daría por pensar al ver semejante espectáculo. Bajo de nuevo al suelo. Me quedo diez minutos mirando el andamio y luego vuelvo a llamar por el interfono. Nada. Vuelvo a subir al andamio, esta vez llego casi al primero. Y a pensar otra vez qué pasaría si me pilla la poli subida allí. Ya me imaginaba enfocada con una luz de esas como en las películas y un altavoz diciéndome "Baje con cuidado y no haga ningún movimiento sospechoso, le estamos apuntando"; mientras todo el vecindario salía a los balcones medio dormidos para verme bajar muerta de miedo.
De repente me acuerdo de que llevo cinco duros en un bolsito pequeño que llevo entre el disfraz. Me voy a una cabina que hay cerca de casa y llamo a casa. Ni puto caso. Que no me cogen el teléfono. Cuando ya empiezo a desesperar, oigo una voz al otro lado de la línea que está más dormida que despierta. Mi padre. Le pido por favor que me tire las llaves porque no puedo entrar en casa y estoy llamando por el interfono y nadie contesta. Me comenta que se ha ido la luz en todo el bloque y que ahora me tira las dichosas llaves. Cuando consigo abrir la puerta de la escalera, mi padre, el pobre, está en pijama en el rellano con una linterna intentando iluminarme mientras subo las escaleras. Se queda frito apoyado en la barandilla y sentado en un escalón y la linterna va oscilando con los ronquidos de un lugar a otro. Vamos, que subo a tientas. Cuando llega el momento de meterme en la cama le doy dos besos a las sábanas y otro a mi muñeco de trapo y me quedo dormida agradeciendo poder resguardarme del frío.
Ni que decir tiene que aquel año fui el hazmerreír de todos mis conocidos y aún hay gente que se acuerda de mis desventuras aquella noche, especialmente mi hermana que se parte cada vez que piensa en ello.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Yo tiro a tu hermana por la ventana. Por lo menos me aseguro de que salga corriendo de miedo cada vez que saque el tema.

7:36 p. m.  
Blogger Meg said...

Pues vaya una cabrona (con perdón) tu hermana. Encima de llevarse tus llaves y de no asegurarse de hacer lo que habíais acordado, se descojona de tí. La mía se la hubiera cargado.

10:27 a. m.  

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