La familia, esa gran desconocida
Ahora que ya han pasado las fiestas navideñas, os confesaré algo: yo, en esas fechas, huyo de las reuniones familiares. Hace diez años, el concepto que yo tenía de familia era el siguiente: padres, hermanas/os, abuelas/os, tías/os, primas/os y demás.
Pero me cansé. En esa época, nos juntábamos todos, unos veinte más o menos, en casa de mis abuelos para celebrar cumpleaños, santos, día de la mona, navidades y todo lo que se ponía a tiro. Pero luego la gente crece, evoluciona y no siempre para bien o para lo que otras personas entenderían como bien.
Yo no sé cómo están las cosas en vuestra casa pero yo me harté de los diferentes grupitos que se forman para criticarse unos a otros; de la gente que es súper guay; de la que va de “sport” para no “sobresalir”; de la que te dice cómo dirigir tu vida cuando en realidad tendrían que echar un vistazo a la suya para poner orden y de las personas que van a la reunión pero con una cara de mala leche que mejor se hubieran quedado en su casa.
Total, que desde hace unos años paso las navidades como sigue: 25 de diciembre en casa de mis suegros porque al menos me lo paso bien y el día 26 en casa de mis padres con ellos y mi hermana. La única boda a la que tenía pensado asistir se ha ido al garete. En comuniones, bautizos y chorradas varias que me esperen. Y claro, ahora que me he “independizado” en ese sentido soy una “mala y rebelde”.
Ahora he cambiado el chip y el concepto de familia para mí es el que mucha gente me comenta pero luego no practica con el ejemplo: tu familia es la gente con la que vives a diario, o sea, tu hijo y tu marido; y no la que ves una o dos veces al año.
Que tengáis un buen fin de semana.
3 Comments:
(...) Por lo menos a mí me cuenta, tiene un pronto muy malo.
¡ Vuelve al redil oveja descarriada !
Hija, parece que ha descrito mi situación familiar y estoy contigo al 100 por 100.
Sin tener aún familia fuera de mi hogar paterno-materno, las fiestas de guardar son mejores cuando las celebramos mis padres, mis hermanos, mi abuela y yo, que somos los que vivimos juntos. El ver a los demás, pues depende: me encanta que mi primo traiga a su hijo para que lo vea la abuela (que está que no mea con su bisnieto), pero me repatea que otro de mis primos haga lo mismo con mi padre (y su padrino), porque sólo viene cuando tiene problemas de algún tipo. Por no hablar de la de veces que se meten conmigo porque tengo una edad en la que antiguamente ya se quedaba una para vestir santos... (Que bastante tengo yo con que me vaya fatal con los hombres para que la frígida de mi tía me lo recuerde, so guarra).
A veces, he llegado a considerar que mi verdadera familia son ciertos amigos.
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