Secretos de alcoba
Llevo unos días que duermo mal. No sé qué me pasa a mí, que como dice mi marido, me duermo donde, cuando y como haga falta. Creo que debería añadir a mis hobbies el dormir. Aunque me parece que es más una adicción que un hobby.
Pero la noche del miércoles al jueves tuve causa más que justificada para dormir poco o mal, como vosotros queráis. Me dormí cuando intentaba dormir a mi hijo, como siempre. Creo que incluso yo caigo antes que él. A eso de las once me desperté porque casi me caigo de su camita y me fui a la mía. Al poco se metió Chiringui en la cama y a dormir, que al día siguiente había que currar.
Ya de madrugada, y no sé a qué hora, me despierta un ruido justo al lado de mi oreja izquierda: miro hacia ese lado y me encuentro a mi señor esposo, durmiendo o eso parecía porque tenía los ojos cerrados con su boca al lado de mi oreja y declamando a un volumen ciertamente alto una letra sin pausa: "u". Me lo quedo mirando un momento y él erre que erre: "uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu". Me encojo de hombros e intento dormir. Pero al rato me vuelve a despertar lo mismo: él y su puñetera "u". Entonces me pongo de lado para ver si puedo recuperar el sueño. Me vuelvo a dormir y al poco me despierta un fuerte golpe en la espalda. Cabreada como una mona me giro y me encuentro a mi marido boca arriba, con el brazo doblado y el codo apuntando a mi espalda. Y, por si eso fuera poco, con la dichosa letra "u" en los labios y a todo volumen.
Bastante harta ya de sus jueguecitos le arreo un viaje en el brazo y se lo bajo porque estaba en forma de ataque nuevamente. Siguió con su "u" hasta que recibió un "suave" aviso de que se callara de una p... vez.
Al rato me despierto y veo que son las siete de la mañana: Chiringui llegaba tarde al trabajo, pues entra a las seis. Después de la nochecita que me ha dado, encima tiene las santas narices de decirme: "¿y por qué no me has despertado antes?".
Pero la noche del miércoles al jueves tuve causa más que justificada para dormir poco o mal, como vosotros queráis. Me dormí cuando intentaba dormir a mi hijo, como siempre. Creo que incluso yo caigo antes que él. A eso de las once me desperté porque casi me caigo de su camita y me fui a la mía. Al poco se metió Chiringui en la cama y a dormir, que al día siguiente había que currar.
Ya de madrugada, y no sé a qué hora, me despierta un ruido justo al lado de mi oreja izquierda: miro hacia ese lado y me encuentro a mi señor esposo, durmiendo o eso parecía porque tenía los ojos cerrados con su boca al lado de mi oreja y declamando a un volumen ciertamente alto una letra sin pausa: "u". Me lo quedo mirando un momento y él erre que erre: "uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu". Me encojo de hombros e intento dormir. Pero al rato me vuelve a despertar lo mismo: él y su puñetera "u". Entonces me pongo de lado para ver si puedo recuperar el sueño. Me vuelvo a dormir y al poco me despierta un fuerte golpe en la espalda. Cabreada como una mona me giro y me encuentro a mi marido boca arriba, con el brazo doblado y el codo apuntando a mi espalda. Y, por si eso fuera poco, con la dichosa letra "u" en los labios y a todo volumen.
Bastante harta ya de sus jueguecitos le arreo un viaje en el brazo y se lo bajo porque estaba en forma de ataque nuevamente. Siguió con su "u" hasta que recibió un "suave" aviso de que se callara de una p... vez.
Al rato me despierto y veo que son las siete de la mañana: Chiringui llegaba tarde al trabajo, pues entra a las seis. Después de la nochecita que me ha dado, encima tiene las santas narices de decirme: "¿y por qué no me has despertado antes?".