En determinados sectores de trabajo, en determinados deportes y en determinadas poblaciones, existe el patrón típico femenino de esa ocasión.
Ahora que he vuelto a trabajar (y que me dure), me desplazo a una población que está a cinco minutos en tren desde la mía. Esta ciudad pasa por ser una de las más caras de toda Catalunya. El suelo está por las nubes y creo que ha pasado a la estratosfera. Ya podéis imaginar el tipo de gente que vive allí: con pasta. No todos, eso sí, pero la mayoría.
Y he aquí el modelo al que parecen haberse apuntado casi todas las mujeres de esa ciudad:
- Melena larga, no existen ni las rubias oxigenadas ni las pelirrojas (en este último caso, a no ser que el color sea natural).
- Todas usan como máximo una 38 (excepto cuando están embarazadas, claro).
- Manicura perfecta.
- Moreno de UVA en invierno. En verano de sol y UVA.
- Narices perfectas, pómulos inigualables.
- Ropa de marca.
- Talla de sujetador: quizá lleguen a la 95. Tampoco hay que destacar mucho en eso.
- Joyas, todas compradas en Tous, que para eso hay una tienda en la ciudad.
- Son todo complementos, desde la cabeza a los pies.
-Mirada altiva, como diciendo "mírame, yo soy super guay". Y, a veces, hasta una sonrisa sarcástica.
- Todas se dedican a ir de compras, a cuidar de los dos o tres niños (sin perder su talla 38) que tienen y a tomar algo en una terracita por la tarde cuando el tiempo lo permite mientras los niños juegan alrededor.
- A una determinada hora se puede ver como todas vuelven de la estación hablando con un hombre (su marido, claro) con un traje caro y corbata. Ellas van de sport (arreglá pero informal) y se saludan entre sí presumiendo quien tiene el marido más elegante y guapo.
- Y me parece a mí que todas pugnan por parecerse lo máximo posible a Rachel, de Friends o para más señas, la ex-señora Pitt.
Sí, son todas pijas. Lo habéis adivinado. Pero por suerte y para contrarrestar esto existen las mujeres normales, que van cómo pueden y trabajan como cabronas para poder sacar adelante a la familia y ayudar al marido a eso mismo. ¡De todo hay en la viña del señor!